Biografía
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LAUREANO BRIZUELA UN ARTISTA VISUAL (Catamarca, Argentina 1891-1951)
Laureano Brizuela fue un fotógrafo y pintor paisajista de marcada incidencia en la construcción y el desarrollo de las artes plásticas de la provincia de Catamarca y del Noroeste Argentino.
Nació en San Fernando del Valle de Catamarca el 12 de junio de 1891. Sus padres fueron José Electo Brizuela Cáceres y Mercedes Giménez López. Huérfano de madre en la primera infancia es criado por su padre y sus tías Telma Brizuela de Covarrubias y Esther Brizuela de De la Vega, quienes le brindan tanto a él, como a sus dos hermanos menores, Electo y Francisco, una educación orientada hacia el arte.
De niños, en la última década del siglo XIX, los hermanos Brizuela crecieron en un ambiente de libros, música y apreciación de lo cultural, con la influencia de sus tías, especialmente Telma, profesora de lengua y pedagogía y vicedirectora de la Escuela Normal de Niñas de Catamarca.
La casa de su abuela Idelfonsa Cáceres quedaba a una cuadra de la plaza principal (Salta y San Martín) lugar de sus juegos infantiles donde seguramente Laureano se acercaba a los fotógrafos que diariamente ofrecían allí sus servicios. La curiosidad y una profunda capacidad de observación le deben haber permitido aprender la técnica de la fotografía estenopeica; a los once años fabricó su propia cámara y se las arreglaba para hacer tomas y revelar.
Con su padre frecuentaban el Círculo de Obreros de Catamarca, que brindaba a hijos de obreros y trabajadores, clases gratuitas de música, teatro, etc. y promovía actividades culturales. Su hermano Electo conformaba la Compañía de Teatro del Círculo y es muy probable que Francisco recibiera en el mismo lugar las primeras lecciones de música. Ambos cursaron la escuela secundaria en la entonces Escuela Normal de Varones. En cuanto a Laureano sabemos que desde niño quería ser fotógrafo y que le interesaba el cine. Su ímpetu por aprender fotografía (¿y dibujo y pintura?) lo llevan a viajar a Santa Fe en la adolescencia y a trabajar tempranamente; no se encontró hasta ahora, ningún documento o testimonio de su escolaridad.
Tanto su padre, como los tres hermanos Brizuela Giménez fueron socialistas. Electo trascendió como docente y dirigente del Partido Socialista de Entre Ríos; la ciudad de Concepción del Uruguay lo recuerda con un monumento en memoria a su actuación política y educadora. Francisco (Panchito) fue violonchelista de la orquesta del maestro italiano Mario Zambonini a los 16 años. Murió, como su madre, de tuberculosis a los 26 años, el 20 de febrero de 1921 en Andalgalá, ciudad del interior de Catamarca, donde se lo recuerda como músico y maestro.
Laureano Brizuela no cursó estudios de arte en academias, tampoco viaja a Europa. Por diferentes razones la fortuna económica siempre le fue adversa. La muerte de su madre a sus seis años, la de su padre en el inicio de la adolescencia y la numerosa prole (tiene siete hijos con Ercilia) contribuyen a esta situación, que por otra parte vuelven más valorable su pasión y dedicación al arte y su vocación para trabajar desinteresadamente en instituciones de la sociedad civil de la ciudad de Catamarca.
EL FOTÓGRAFO
José Electo, el padre de Laureano muere en 1907. En esa época, su hijo mayor viaja a la ciudad de Santa Fe con el fin de formarse como fotógrafo y trabajar. Sus precoces habilidades en este oficio le permiten ingresar al prestigioso Estudio de Fotografía del alemán Augusto Lutsch, allí, de la mano de Manuel Garcilaso -discípulo de aquel y heredero del estudio – se convierte en un fotógrafo profesional.
La intensa vida cultural de Santa Fe y de Rosario, fruto del apogeo económico de una provincia próspera, de gran actividad portuaria y poblada por inmigrantes, permiten al joven artista formarse sólidamente en su oficio y mantenerse. En ese momento Santa Fe era “el reino de la tarjeta postal”, sus estudios fotográficos eran los más importantes del país, tanto por la calidad de sus fotografías, como por la cantidad y demanda de su producción. Su maestro en la fotografía Manuel Garcilaso era socialista, amante de la ópera, fotógrafo y pintor, rasgos que tiene también su discípulo. El estudio Lutsch, era uno de los más grandes y mejor dotados en cuanto a tecnología de ese momento en la ciudad de Santa Fe, allí Brizuela es formado en el riguroso manejo de la luz y de la composición. Por otra parte, el estudio organizaba periódicamente exposiciones de fotografía y de pintura. La permanencia del jovencito Laureano en él, significó una verdadera escuela de formación.
En la ciudad de Santa Fe Laureano saca su libreta de enrolamiento en el año 1911, siendo incorporado al Distrito Militar Nº 36 de la Región III. Poco tiempo después, en el mes de mayo de 1912, fue incorporado al Regimiento de Roque Saenz Peña, en la provincia de Chaco, donde prestó servicios en los Fortines hasta el mes de diciembre. Fiel a su profesión, Brizuela toma fotografías de la vida en los Fortines, que hoy constituyen un registro documental histórico de ese momento.
Tenía apenas 20 años cuando empieza a exponer sus fotografías en la Asociación El Círculo de Rosario, institución de notable influencia cultural en la zona.
Desde Santa Fe Brizuela viaja periódicamente a Catamarca y fotografía paisajes de su tierra. Sigue con su estudio, hace retratos que son revelados en Casa Lutsch y entregados en formato postal. En 1915 gana una medalla de plata en la Exposición Internacional de San Francisco, California. En 1920 el Primer Premio a la Obra de Carácter Nacional en Rosario otorgado por el Círculo de Rosario y en 1921 el Primer Premio en Paisaje por “Alrededores de Catamarca” otorgado por la misma institución.
En 1916 se casa con Ercilia Bailat Bailat, hija de suizos franceses, quien será su compañera de toda la vida, sostén y crítica de su obra y de sus proyectos, su modelo y la madre de sus hijos. El testigo civil de la boda es Manuel Garcilaso.
BERMUDEZ, EL MAESTRO DE BRIZUELA
Luego del nacimiento de su primera hija, la pareja se instala en Catamarca donde Brizuela profundiza su relación con el pintor Jorge Bermúdez. Con su aliento decide dedicarse de lleno a la pintura y dejar la fotografía artística. Jorge Bermúdez, de sólida formación académica, había nacido en Buenos Aires en 1883, estudió arte en Paris y en España, donde fue discípulo de Zuloaga. Llega a Catamarca a principios del siglo XX, buscando motivos para su pintura. Seguía el mandato de la época: pintar lo propio, lo que hoy llamaríamos la Argentina profunda, la Latinoamérica interior con su paisaje y su gente. El maestro estaba casado con la catamarqueña Ofelia Rivera Olmos.
Cuando nuestro pintor estaba en Santa Fe, Bermúdez gana el Premio Adquisición en el Salón Nacional de 1914 y es medalla de oro en la afamada Exposición Internacional de Río de Janeiro en 1915, oportunidad en la que Brizuela gana también la medalla de Plata en fotografía.
Bermúdez y Brizuela hacen una exposición conjunta en la ciudad de Catamarca en el año 1921, en esta oportunidad se trata de una invitación del maestro y junto a sus fotografías se exponen al público los primeros óleos de Brizuela. Ambos artistas mantienen una intensa comunicación, aún en la distancia, hasta la inesperada muerte de aquél en Granada, España en 1926. Nuestro pintor siente un entrañable cariño por su maestro, sus obras tienen lugar de privilegio en todos los salones que organiza, también lo tienen en sus cuadros y en sus fotografías. La prensa de la época lo destaca. Por ejemplo, un artículo publicado por el diario La Capital de Rosario, dice en relación a la Exposición de Fotografías y óleos de L B en el Circulo de Rosario: “Con un botijo que Bermúdez utilizó en muchos cuadros y que legara a Brizuela, ha hecho éste “Los botijos” con calidad y perspectiva admirable. Frente a él percibimos la realidad de la naturaleza muerta con su color sucio de tierra gredosa, de bulto, ante un ángulo de la “Iglesia de Hualfín” de Jorge Bermúdez.”
PINTOR DE ALGARROBOS
La decisión de Laureano Brizuela de dejar la fotografía artística para dedicarse de lleno a la pintura es un hito en su vida. Sin embargo, cambia el oficio, pero no el tema de sus obras: en ellas sigue siendo el paisaje, las montañas y el algarrobo, el centro de interés. Son contados los retratos que realiza, algunos de los cuales, como El gaucho, es expuesto en el Salón Nacional y en los botijos de la primera época se nota la influencia del maestro Bermudez. Sin embargo, y a pesar de la belleza de varios de ellos, es en el paisaje donde Brizuela la plenitud de su sensibilidad y habilidad en el logro de matices captando con sabiduría el efecto de la luz.
Brizuela pinta su entorno naturalmente, es un enamorado de la belleza, un investigador de la luz. Es el poeta de los algarrobos. Parece que por momento acerca la lente para hacer un primer plano y se adentra en la infinita variedad de los tonos habanos que tienen sus cortezas o los pinta allá lejos, como parte inefable del paisaje. Se detiene a la orilla de un arroyo, o lo hace majestuoso, junto a la pulpería, hace un tríptico de algarrobos y los multiplica en un bosque. Por momentos parecería que uno está a su sombra cuando se miran sus cuadros. En relación a su intensa comunicación con el algarrobo, árbol sagrado en la cultura calchaquí, su amigo, el escultor Santiago Chiericco dice: ““El paisaje, del cual era él mismo, en íntima y dichosa compenetración, menos que un hombre, era un árbol…” Adhiere a la técnica del impresionismo, pinta retratos y naturalezas muertas, pero es el efecto de la luz en los cerros y en el paisaje lo que lo desvela. Al estilo de sus pares impresionistas de la época, pinta al óleo, en caballete y al aire libre. Pinta desde diferentes perspectivas varias veces el mismo motivo, como las capillas o las series del antiguo Cementerio de Choya de Catamarca. El escritor y lingüista catamarqueño Federico Pais dice de él: “Lo recuerdo una tarde frente a una tela suya, me hablaba de sus ansias furiosas de captar esa luz multitudinaria y rumorosa que lanzan al aire azul, azul, las mil hojitas voladoras del algarrobo…”
El artista Alonso Barros Peña, quien fuera director del Museo Laureano Brizuela, en una nota publicada en el diario La Unión de Catamarca del 15 de diciembre de 1963 dice de la técnica de L. B: “…observando más detenidamente la superficie de la tela vemos que mantienen una resistencia satinada, casi de esmalte; virtud que se acentúa con los barnices de cristal que empleaba y la excelente calidad de los óleos, casi todos importados: Reembrant, Lefranc, Wilson y Newton. Luego agrega: “empleaba con preferencia los pinceles chatos, de cerda dura. El soporte de sus óleos en bastidor, lo constituye un grueso cáñamo de la India, con base de albayalde y gelatina.”
“Celoso del oficio, realizaba a menudo él mismo todos estos preparativos y la preocupación por un acabado técnico, debió constituir una de las mayores ambiciones en sus búsquedas formales a juzgar por el criterio analítico con que seleccionaba su literatura referente”
En el 1926 dos obras suyas, “Mañana de choya” y “Quebracho” son aceptadas en el Salón Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires. A partir de entonces expone todos los años. Su presencia continua en los Salones Nacionales organizados por el Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires, permiten al generoso Brizuela crear lazos con los artistas del momento y construir relaciones con las cuales cimentará proyectos para su provincia. De estos contactos nacen profundas amistades que perduraran a lo largo de su vida como Santiago Chierico, Rogelio Irurtia, Lía Correa Morales (la pareja se alojaba en casa de los Brizuela) Cecilia Marcovich, Pablo Borgavello, Rafael Bertugno, Molina Campos, y tantos otros, sin dejar nunca la comunicación epistolar con los amigos de Santa Fe y Rosario. Se afianzan de igual modo su amistad con Ramón Gomez Cornet, Fernando Gramajo Gutiérrez y Cleto Ciochini, asiduos visitantes a su estudio.
La correspondencia y las actividades culturales que planificaba Brizuela en Catamarca con la colaboración fundamental de su amigo y primo-hermano Alfonso de la Vega, confirma la existencia de una dinámica comunicación con artistas con los que comparte un lenguaje, una visión del arte, ideales y proyectos. Hay entre ellos solidaridad y compañerismo. Los salones y concursos organizados en Catamarca y en Santiago del Estero en ese período, son un ejemplo de esto. La entrega al trabajo por la cultura y el desapego a lo material de Brizuela fueron legendarios, más de un artículo periodístico lo destacan.
PROPULSOR DE LAS ARTES PLÁSTICAS DE CATAMARCA
Brizuela soñaba con hacer Salones Nacionales en Catamarca y crear un Museo de Bellas Artes. Conforma una Comisión Provincial de Bellas Artes en el año 1935 en la que trabajan arduamente algunas de sus discípulas y personalidades de la ciudad interesadas en las artes plásticas. Esta comisión da lugar dos años después, en 1937 a la creación del Museo Provincial de Bellas Artes que hoy lleva su nombre. Sus amigos apoyan entusiastas esta inauguración y donan sus obras para el Museo, que es uno de los más dotados del Noroeste Argentino.
La comisión de Bellas Artes liderada por Brizuela consigue incluso un terreno en pleno centro de la ciudad, en calle San Martín para su futura construcción, donde se coloca una piedra fundamental. Hoy el terreno permanece sin uso y el Museo funciona en una casa alquilada.
En 1938 L B gana el Premio Adquisición del Salón Nacional de Bellas Artes con su obra Día gris en Pomancillo, óleo que tiene en primer plano la Iglesia de Santa Bárbara, ubicada en ese lugar, en las cercanías de la ciudad de Catamarca en medio de un paisaje singular. El jurado estaba integrado por Emilio Centurión, León Pagano y Pío Collivadino. En el mes de abril obras de Brizuela habían sido expuestas en la Exposición de Semana Santa de la galería Müller: “El algarrobo y la pulpería” (óleo de extraordinaria factura con un algarrobo en primer plano y la presencia de caballos ensillados) y “Tarde gris en La Carrera”. (La Nación, 24 de abril 1938, roto grabado).
En 1938 Brizuela y sus amigos organizan el “Primer Salón de Arte del Noroeste Argentino el roto grabado del diario La Prensa le dedica media página con fotografías de los cuadros. También lo informa el diario La Nación.
En el mismo año 1938 la comisión del Museo, liderada por Brizuela, organiza el “Primer Salón Nacional de Pintura del Noroeste Argentino”, con la presencia de notables artistas de la época, Enrique de Larrañaga, Ramón Gómez Cornet, Florencio Molina Campos, Fernando Gramajo Gutierrez, Santiago Chiericco, entre otros. Los diarios La Prensa y La Nación de Buenos Aires se hacen eco de este acontecimiento y reproducen importantes fotografías de las obras y de los protagonistas.
En abril de 1941 el Museo de Bellas Artes de Catamarca, organiza un “Salón de Arte Pictórico” en la ciudad; el jurado de admisión y premios está conformado por Ramón Gomez Cornet y Laureano Brizuela, por la comisión organizadora y por Enrique de Larrañaga designado por los artistas concurrentes. En buenos aires los diarios La Nacón y La prensa lo destacan, lo mismo que la prensa de Catamarca (El Ambato, 28 de abril 1941). Entre las 170 obras que se exponen y entran en concurso, están las de: Cecilia Marcovich, Alfredo Guido, Rogelio Irurtia, Pablo Borgavello, Lía correa Morales, Emilio Centurión, Florencio Molina Campos, Ana Weiss de Rossi, Quinquela Martín, Juan Carlos Miraglia, Víctor Rebuffo, entre tantos otros.
En en año 1946, la Galería “Rose Marie” de Buenos Aires (Florida 433) organiza la muestra EL PAISAJE ARGENTINO, sus principales intérpretes en la actualidad. LB es uno de los expositores junto a José Malanca, Demetrio Iramín, Enrique Larrañaga, Adán Pedemonte, Fray Butler, Rafael Bertugno, Manuela Allés Monasterio, etc.
En 1950 realiza su primera Muestra Individual en la Galería Müller de Bueno Aires, con una positiva repercusión de la crítica y el público. Lo diarios de Rosario y de Santa Fe lo homenajean con críticas muy buenas y lo siguen llamando “el maestro del paisaje”.
En la ciudad visita al escultor Santiago Chierico con el propósito de solicitarle un retrato de sí mismo. Con la mayor naturalidad y tranquilidad le explica que lo quiere para dejar a su familia, ya que según le había dicho su médico, la muerte estaba próxima. Santiago en principio se niega, pero ante la seguridad de su amigo, accede, optando –como dijo después- por “el derecho a la muerte” que tiene cada uno. En un escrito publicado en el Nº 5 de la Revista Cultural Árbol (1956) que editaba la Dirección de Cultura de la Provincia de Catamarca el mismo Chierico cuenta que en dos sesiones terminó el retrato y que durante ellas charlaron serenamente de cualquier cosa. Luego con Rogelio Irurtia lo despiden en la Estación de trenes de Retiro en un clima de alegre amistad, sin imaginarse que era la última vez que lo veían. Laureano Brizuela muere repentinamente en la ciudad de Catamarca el 28 de noviembre de 1951. La cabeza de Brizuela, obra maestra de Santiago Chierico, está actualmente en el Museo de Bellas Artes de la provincia.
Sus obras están en el Museo Nacional de Bellas Artes, (en préstamo en la Embajada Argentina en Washington y en la sede de la OEA), en el Museo Sívori, en el Rosa Galisteo Rodríguez de Rosario, en el Castagnino, en el Museo de Bellas Artes de Catamarca, en los Museos de Bellas Artes de La Rioja y Santiago del Estero y en importantes colecciones privadas.
Fuentes consultadas:
-Laureano Brizuela, el fotógrafo, el pintor, el hombre Gabriela Estela de la Orden- Graciela Pernasetti en Revista del Centro de Estudios Genealógicos y Heráldicos de Catamarca Año V-Nº 5 – Actas II Jornadas de Historia de la Familia y Genealogía de Catamarca
Catamarca, Argentina 5 y 6 de julio de 2014
-Archivo particular de la familia Pernasetti- Brizuela